domingo, 12 de julio de 2009

El chef

Nadie entendía cómo el chef Victor podía hacer algo así. Todo el mundo pensaba que era feliz, que tenía la vida perfecta, y se la ganaba con lo que sabía hacer mejor (lo único que sabía hacer) y lo que más le gustaba (lo único que le gustaba), cocinando.

El caso es que nadie entiende el por qué. Muchas versiones sobre lo sucedido son las que he oído. La mayoría inventadas, o alimentadas por el morbo. Las que podrían llegar a un punto en el que fueran creíbles... son poco probables. Nadie se imaginaba que esto pudiera pasar. Nadie excepto yo, claro. Víctor era uno de mis mejores amigos, y yo su único amigo. Trabajábamos juntos... Ahora no sé que va a ser de mí.

Yo conocía a Víctor. Sabía que no estaba muy cuerdo, pero esto... Aún no lo asimilo. Víctor, un asesino a sangre fría... Y pensar las innumerables veces que nos quedabamos a solas, o hemos discutido. Por no mencionar, que trabajábamos él y yo en la cocina y no había nadie más. Me estremezco al imaginármelo una vez hablando conmigo, discutiendo, cuchillo en mano, mientras troceaba la verdura con agilidad...

Todo este asunto me ha complicado la vida.

Estaba en paro y acusado de complicidad por su culpa. No sé qué voy a hacer, qué decir en el juicio, cómo defenderme... Pero, ¿Por qué me había acusado? ¡A mí! Creí que era mi amigo...

-Y lo soy Sergio... Por eso te pido como "amigo mío" que eres, que vengas conmigo.

Víctor y yo estábamos en la misma celda y no me había percatado de que él miraba esto que tuve que dejar de escribir en ese momento. Miraba por encima de mi hombro, con una sonrisa que no se apreciaba a simple vista, pero que a mi me era ya muy fácil de reconocer. Tuve miedo.

Me dí la vuelta por completo y ahí estaba, plantado delante de mí. Tenía el rostro desfigurado a causa de los golpes que le habían propinado los guardias de seguridad. Era calvo y mucho, mucho más alto que yo. Bastante ancho de espaldas y un poco gordo. Pero, y aunque fuera difícil reconocerlo debido a sus deformidades tras la paliza, lo que más me asustaba era que pude reconocer esa media sonrisa que se le dibujaba en la comisura justo antes de hacer algo imprevisto. Temblé bruscamente.

-¿Qué te pasa Sergio?¿Tienes frío? -me preguntó con su voz grave y ronca. No me había dado cuenta de que tenía una mano en la espalda. Me asusté aún más- No no no... Créeme, no hay nada que temer... Sé lo que hago, y nunca he recibido quejas... Jajajaja- se rió de forma que me hizo pensar que lo que decía tenía algún tipo de mensaje oculto, algún doble sentido extraño y macabro... Pero mi mente estaba demasiado bloqueada debido al miedo, y no me veía capaz de acertar con el enigma de su rostro, sus palabras...

La pregunta <<¿Qué va a ser de mí cuando salga de aquí?>>, había desaparecido de mi cabeza, sustituyéndola otra... que repetía con cada paso que Víctor daba hacia mí...<<¿Saldría de allí...vivo?>>.

Desde ahí todo se volvió negro. Lo último que recuerdo es haber encontrado este papel en mi bolsillo junto con un bolígrafo y una nota firmada por Víctor que decía "Termínalo, me gusta...". Esto debí empezarlo en la celda en que la que me encontraba con Víctor. Me encuentro en un ataúd, y que me queda si no terminar de escribir esto...¿Quién sabe si algún día...alguien lo encontraría?

2 comentarios:

  1. guauuu me encant los dos son alucinantes sigue asi que llegaras lejos besitos (L)

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  2. esta muy bien, y bien pensada jaja me gusta. Bss escribe

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