miércoles, 29 de julio de 2009

MI DESGRACIA

Mentí a mi familia… mentí a mis amigos… mentí a todo el mundo que me quería y a quien importaba… me engañé a mí mismo, pensando que era feliz. Cada vez que recuerdo esta historia, recuerdo aquello que me dijo un día una amiga mía… “Lo feliz que seas en un momento determinado, es directamente proporcional a lo infeliz que puedes llegar a ser luego”. Viene a decirte que todo lo que rías, quieras o no, acabarás llorándolo… En su momento no lo creí, pensaba de ella que estaba loca… y lo cierto es que yo no era la persona más idónea para decir esto…
Cuando la conocí, pensé que no sería más que una más, que tan sólo era un capricho, y que, como siempre, no pasaría del mes, mes y medio… Qué equivocado estaba. Voy a daros un consejo antes de continuar, no os atéis, no importa cuánto tiempo necesitéis para encontrar a vuestra media naranja, lo que nunca os podréis perdonar es encontraros en un futuro no muy lejano, o lo que sería peor, lejano, que vuestra supuesta media naranja, no sea más que una fruta podrida por dentro.
Yo la amaba… más de lo que he podido amar a nadie en toda mi vida. Era parte de mí. Todo cuanto me rodeaba, lo compartí con ella, mis amigos, mi casa, mis lugares favoritos, mi familia, el colegio… todo. Tal vez ese fuera mi error, ofrecérselo todo. A cada sitio que voy, cada persona que veo, todo me recuerda a ella, a esa maldita sanguijuela que se llevó de mí toda la felicidad que me mantenía vivo. ¿Qué tengo ahora? Tengo amigos… que me recuerdan a ella… Tengo casa… que me recuerda a ella… Tengo familia… que me recuerdan una y otra vez, lo tonto que fui al fiarme de semejante chupa-almas… a todos les mentí por ella. ¿Y cómo me lo pagó? Matándome poco a poco. Juro que vendería mi alma por volver a aquella tarde de invierno, en la que marqué mi destino de forma tan nefasta…
Lo cierto es que no tengo derecho a echarle la culpa… ese tipo de personas, son así. Se alimentan de la felicidad de las personas a las que quieren, casi sin querer, se rodean de todo lo que rodea a esa persona, y una vez lo dejan vacío, e inútil, para qué quieren más… te abandonan llevándose con ellos esa parte de ti que pasa a formar ahora parte de ellos… No es justo que la culpe de mi desgracia, ya que fui yo mismo el que eligió mentir por ella, yo fui el que decidió pensar que era feliz, cuando no lo era en realidad, yo fui el imbécil al que utilizó, yo accedí, yo quise… y por aquello que más queremos en este mundo, siempre hay que pagar un precio.
Ahora más que nunca creo a mi amiga cuando me decía aquello de “Sé feliz, pero atente a las consecuencias”. Diría que era muy pesimista, pero cuánta razón tenía.

2 comentarios:

  1. joder qe tia te hizo eso??
    no te preocupes la gente asi no valee :)

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